Sor Juana Inés de la Cruz (San Miguel Nepantla, 1651 – Ciudad de México, 1695) was a Mexican nun, writer and scholar. These ‘redondillas’ known as ‘Hombres necios’ (‘Foolish Men’) are probably her most famous work. We just wanted to note three things about them:
1. She’s using the second person plural informal conjugation, which, supposedly, is used only in Spain. She was born in Mexico (although it was still called New Spain then), and lived there her whole life. Apparently, people still used it there in the sixteen hundreds!
2. Many people see this poem as an early feminist manifesto. It was written around 1680.
3. Some parts are difficult (even for native speakers), as she’s using 17th-century literary Spanish. If you want to understand the whole poem, you’ll most likely need to use a dictionary (or check out some English translations online). Here are some vocabulary words that we feel are worth memorizing:
Culpar – to blame
Desdén – disdain
Obrar – to act / to behave
Parecer – to seem
El Coco – the Boogeyman
Hallar – to find
Buscar – to search / to look for
Raro – strange / weird
Empañar [un espejo] – to mist up [a mirror]
Quejarse – to complain
Burlarse – To mock / to make fun
Haber de – to have to (it’s like saying ‘tener que’)
Amante – lover
Culpa – guilt
Pecar – to sin
Espantarse – to get scared
Diablo – devil
Finally, here’s the poem:
Redondillas
Sor Juana Inés de la Cruz
Hombres necios que acusáis
a la mujer sin razón,
sin ver que sois la ocasión
de lo mismo que culpáis.
Si con ansia sin igual
solicitáis su desdén,
¿por qué queréis que obren bien
si las incitáis al mal?
Combatís su resistencia
y luego con gravedad
decís que fue liviandad
lo que hizo la diligencia.
Parecer quiere el denuedo
de vuestro parecer loco
al niño que pone el Coco
y luego le tiene miedo.
Queréis con presunción necia
hallar a la que buscáis,
para pretendida, Tais,
y en la posesión, Lucrecia.
¿Qué humor puede ser más raro
que el que, falto de consejo,
él mismo empaña el espejo
y siente que no esté claro?
Con el favor y el desdén
tenéis condición igual,
quejándoos, si os tratan mal,
burlándoos, si os quieren bien.
Opinión ninguna gana,
pues la que más se recata,
si no os admite, es ingrata,
y si os admite, es liviana.
Siempre tan necios andáis
que con desigual nivel
a una culpáis por cruel
y a otra por fácil culpáis.
¿Pues cómo ha de estar templada
la que vuestro amor pretende,
si la que es ingrata ofende
y la que es fácil enfada?
Mas entre el enfado y pena
que vuestro gusto refiere,
bien haya la que no os quiere
y queja enhorabuena.
Dan vuestras amantes penas
a sus libertades alas
y después de hacerlas malas
las queréis hallar muy buenas.
¿Cuál mayor culpa ha tenido
en una pasión errada:
la que cae de rogada
o el que ruega de caído?
¿O cuál es más de culpar,
aunque cualquiera mal haga:
la que peca por la paga
o el que paga por pecar?
¿Pues para qué os espantáis
de la culpa que tenéis?
Queredlas cual las hacéis
o hacedlas cual las buscáis.
Dejad de solicitar
y después con más razón
acusaréis la afición
de la que os fuere a rogar.
Bien con muchas armas fundo
que lidia vuestra arrogancia,
pues en promesa e instancia
juntáis diablo, carne y mundo.