Una historia a través de niveles

By Nelson Navarrete

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¡Hola! Me llamo Saúl Fernández y vivo en la ciudad de Nueva York. Tengo una familia muy pequeña. Mis padres viven en Florida y mi hermana vive en Portugal. Tengo un apartamento en Brooklyn y una casa en Florida pero no voy mucho a Florida porque no me gusta el clima caliente. Normalmente voy al gimnasio cada día para estar en forma. El estado físico es un requisito esencial para mi profesión. Siempre me levanto a las 5:30 de la mañana para ir al gimnasio y hago ejercicio por 2 horas. Trabajo mucho cada día y casi nunca descanso porque tengo muchas cosas por hacer. ¡Siempre estoy muy ocupado! A veces abro las ventanas de mi oficina para recibir aire fresco y mirar a las personas en la calle. En mi opinión, cada persona es un enigma por descifrar.  

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Como mencioné antes, siempre estoy ocupado y no tengo tiempo para relajarme. A veces tengo que tomar mucho café para poder funcionar todos los días. Soy detective privado especializado en crímenes relacionados con cultos oscuros y nunca puedo bajar la guardia. Especialmente ahora que estoy trabajando en un caso muy complicado.

La semana pasada, una mujer muy hermosa entró a mi oficina con un portafolio marrón claro. Ella abrió el portafolio y sacó un folder con muchas fotos extrañas. Después de poner las fotos en mi escritorio, se cubrió la cara con las manos y lloró desconsoladamente por unos minutos. Cuando pudo recuperar la compostura, empezó a narrar una historia increíble y muy nefasta¹. Hice muchas preguntas que ella nunca respondió y solamente dejó un sobre con mucho dinero y un papel con instrucciones muy detalladas.

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Mientras leía ese papel, pensaba que yo debía estar loco para aceptar este caso tan extraño. Pero, al llegar a la última linea, entendí que no tenía otro remedio. Esa mujer era la sobrina de un buen amigo del pasado. Todavía recuerdo claramente el día que conocí a Julián Hernando Flores Saenz. Él era un chico muy tímido y escuálido² que no hablaba casi con nadie. Un día justo antes de entrar a mi clase de criminología en la universidad estatal, vi a Julián parado al lado de la puerta del salón. Él parecía estar confundido y por lo tanto decidí hablar con él. Mientras hablábamos, Julián miraba su reloj constantemente. Nuestra conversación fue muy corta pero extremadamente interesante. A Julián le encantaba leer sobre cultos oscuros y él sabía muchas cosas sobre este círculo social. Cada vez que nos veíamos, hablábamos de cosas muy particulares y estas conversaciones tuvieron un impacto muy profundo en mí. Básicamente, trabajo en mi campo por la influencia de mi amistad con Julián.

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En las instrucciones decía que yo tenía que ser muy cauteloso³ y que no podía confiar en nadie además de Julián y Sofía, su sobrina. El único problema es que yo no había hablado con Julián por más de 5 años y no sabía cómo contactarlo. Intenté buscar su número telefónico en la base de datos que me permite usar el cuerpo de policía de la ciudad, pero no lo pude encontrar. Llamé a varios conocidos que teníamos en común, pero ellos no sabían nada de él. Entonces decidí ir al bar donde nos reuníamos antes de perder el contacto.

Al llegar a este bar, que en realidad era un hueco en la pared, percibí el olor pestilente de cerveza rancia y la fragancia nociva⁴ del sudor de los borrachos presentes en ese momento. El cantinero me dio un trago que me había enviado una persona al otro extremo de la barra, pero como este antro⁵ no tenía ventanas ni un foco en buen estado y había una cortina de humo de cigarros y pipas, era virtualmente imposible ver claramente más allá de 6 pies de distancia. Por lo tanto, simplemente hice una venía⁶ corta con mi cabeza para mostrarle mi gratitud a aquel desconocido. Traté de analizar mi alrededor mientras bebía ese trago bien recibido y justo antes de poner el vaso en la barra me di cuenta de algo que no había notado al entrar al bar. La sobrina de Julián estaba al fondo en una mesa rodeada de personas un tanto inusuales. Me acerqué con sigilo⁷ y de repente sentí un dolor intenso en la nuca⁸ y todo se hizo negro.

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Al abrir los ojos, vi que me encontraba en un lugar muy oscuro y húmedo. Intenté ponerme de pie pero no podía moverme porque estaba atado a una camilla con unas correas de cuero de esas que usaban en los manicomios⁹ del pasado. Era importante que yo mantuviera la calma y que pensara claramente lo que iba a hacer. Estaba aterrorizado de que alguien entrara con herramientas de tortura de esas que muestran en las películas de terror americanas. Pero al pasar del tiempo, empecé a salir de mi estado de pánico al darme cuenta de que ya debían haber pasado más de dos horas y nadie había entrado a ese cuarto. En ese momento, mis ojos ya se habían acostumbrado a la oscuridad y empecé a mirar a mi alrededor para buscar algún utensilio que pudiera usar para mi escape, pero no hallé nada en absoluto. Sabía que tenía que hacer algo rápidamente, pero las correas de cuero estaban muy apretadas y por más de que me esforzara para liberar aunque fuera una mano, eso fue imposible. Entonces, recordé un capítulo de una serie de televisión en el cual un hombre se tiró al piso con camilla y todo para así romper su mano y poder sacarla del yugo¹⁰ de las correas y eso hice. Fue algo muy doloroso pero si no lo hubiera hecho, ahora no estaría en la libertad de contarles esta historia que aún no termina. Pero creo que sería conveniente esperar un poco y terminarla en otra oportunidad.

Nelson Navarrete is a Spanish Language Instructor at Berges NYC.
GLOSARIO

1. nefasta/o – ill-fated / disastrous
2. escuálida/o – Scrawny
3. cautelosa/o – cautious
4. nociva/o – harmful
5. el antro – dirty place with an extremely bad appearance
6. hacer una venia – to bow
7. el sigilo – stealth / caution
8. la nuca – nape
9. el manicomio – mental hospital
10. el yugo – binding / tying